Existen casualidades que matan y que te viven; y otras en cambio, se cuelan dentro de ti, para resucitarte un poco.
Existen momentos que se han paseado sobre tu piel, y que de han quedado allí anclados, como si el semáforo estuviese en rojo permanentemente.
Existen personas con las que metes quinta para intentar escapar un poco de la vida, y sin embargo la vida se nos escapa a nosotros de tanto atropellarnos con verbos bonitos.
Existen fotos en blanco y negro que dejan de importar cuando sólo quieres oír hablar de colores.
Y existe una probabilidad de que me encanten las casualidades en las que nos atropellamos de forma bonita.