Se apagan las luces, todas, menos una que empieza a
parpadear, tan sólo alumbra unos pocos segundos. Se vuelve a apagar. Silencio,
tan solo el ruido de unos pocos coches, circulando por la ciudad. Azoteas en
los rascacielos mas altos, el sitio perfecto para...
Restos de pizza, botellas por el suelo, y el
pintalabios rojo de alguna puta. Yo me
quedo con la botella de whisky.
De repente todos tus pensamientos se colapsan,
imágenes casi perfectas, pasan demasiado deprisa, el corazón late cada vez mas
rápido y mas fuerte. Intentos de olvido en cada recuerdo, como finalidad casi
obligatoria. Respuestas vacías, y aún así innegociables. Cierro los ojos, más
imágenes. Escalofríos.
Me detengo, en el medio de todo, como si en ese
momento no importara nada, ahí, inmóvil en el centro de la calle. Seguramente
molestando la insaciable mente de algún cualquiera.
Llega, y lo invade todo, dejas de pensar, te quedas inmóvil. Prácticamente te sientes
vacía, no hay nada, absolutamente nada.Llega esa noche, como todas las
anteriores. Ningún motivo especial que te haga sonreir.
Y ahí estás tú, sonriendo, fingiendo que no pasa nada,
que todo sigue igual que el primer día, ese día en el que te quise, en el que
nos quisimos tanto... Aquella habitación
de un motel perdido en la playa.
Los dos, sentados el uno frente al otro, lo único que
nos arropaba en ese momento, un sujetador de encaje negro y tu camiseta, la
misma que agarraba fuertemente cada vez que se producía esa mirada que hacía
que todo mi cuerpo se estremeciera, pequeñas marcas de mordiscos en su labio
inferior, aquel pequeño jadeo que
revolvía por completo cada milímetro de mi sistema nervioso, la respiración,
cada vez mas rápida.
¿Que estaría
pasando allí afuera? ¿Y toda esa gente? Interminables prejuicios para una cara
tan despreocupada como la que mostraba en esos momentos. No había tiempo para
pensar.
Quizás fue ese el error.
Y ahora qué, ¿qué es lo que se supone que viene
después de todo eso?.
Algo va mal.
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