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17 sept 2013

Y gastarlo en mañanas.

Dejando leves marcas, de algo llamado amor, para luego hacerlo, para dejar de ser, y convertirse en  silencio.
Y sólo tus suspiros conseguirían enloquecer al invierno, y hacer volar sus hojas marrones, sin destino alguno. Tan sólo el de caer.

Como he caído yo tantas veces, en tus suspiros, y en tus helados febreros. Para luego volver a la vida en primavera, y seguir muriendo de ti también. Ver florecer tus miedos, para luego quitártelos con las mismas ganas de enredarme en ti.
Y aunque existan miles de noches bajo la lluvia, bajo esa lluvia salada, que cae gota a gota, empapando mas mejillas, que aceras y cielos grises, me quedaría toda la vida aquí, por recorrer tu cielo, y de vez en cuando desgastarlo en tinta, para luego rozar el verbo querer, y gastarlo en mañanas, con ojeras de nubes, de haber volado, y acantilados más soñados que altos, de hundirse de vez en cuando, en ti.

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