Resultó que nos dolía más querernos, que dejarnos matar por
la distancia.
Que jodía menos el invierno sin porno que tus costillas en
mi espalda esperando ser vencidas.
Los domingos con poesía
mataban menos que tú y yo juntos deshaciendo el amor, y la cama, y el
silencio lleno de ti y de mí...
Liar tabaco, y dibujar rayones negros en el papel.
Perderme, dejarme en paz, dejar de escribir, deslizar los
pies descalzos por la sábana fría hasta que sobresalgan del colchón, enamorarme
del otoño y no de ti, ni de nuestras heladas en pleno agosto.
Ver llover a los párpados y decir que las nubes son unas putas,
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