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6 ene 2013

Facilidad de comprender la confusión.


Como una película, una de esas que empiezan por el final, el final, ya que en la realidad no hay segundas partes.

Ya está todo dicho, el dolor ya está hecho, sin sorpresas ni falsas reconciliaciones que acaban destrozando cualquier objeto que se cruce en el camino de dos personas con el único propósito de hacer el amor. Ahora tan solo queda ver la trama





El techo, tan blanco como hace dos segundos; Lo único que podía sentir era cómo si los  latidos de mi corazón invadiesen todo mi cuerpo, la voz me temblaba y apenas podía pronunciar una palabra sin que sonara estúpida.


Joder, otra vez.

¿Esta vez tiene que ser todo tan jodido?


Estaba todo tan claro, y ahora, joder, ahora sería imposible entender  esa facilidad de comprender la confusión.


Ahora sólo queda una promesa sujeta a una única condición, la de no olvidarme.

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