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25 abr 2013

Y tus ojos siguen quemándome.


Dime que sólo estamos jugando al escondite y que por eso no logro encontrarte.
Dime que es por eso y no porque hayas decidido marcharte, sin un billete de vuelta.

Duerme, cierra los ojos, imagínate que perdemos la cabeza y dime que te quedarás entre mis sábanas. Que todavía hiela y mi piel suplica perderme entre tus manos.
Que mi clavícula se queja de frío.

Vuelve.

Prometo contarte cada noche las estrellas; rozando mi nariz contra tu pecho.

Dime que volverá a subir la marea, que necesito sentir que me ahogo  cuando estás rozándome; despacio.
Como un barco de papel que se va hundiendo poco a poco en tu espalda.
Caricias que rompen contra mi piel, como las olas. Que me pierdo en este azul, y tus ojos siguen quemándome.

Y no estás.

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