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18 jul 2013

Que sentir la poesía duele aún más que pensar.

Dime que son las noches sin necesitar a alguien, sin escribir con los ojos empapados de algo, de daño, una mezcla de negro tizon y dolor.
Y he llegado a pensar que ni la música arregla lo roto, que eso sólo es tarea de una aguja y hilos, y dime tú como vuelve a sonreír el pecho de una persona. Eso no es posible cuando tus noches son acantilados y hay tormenta, y es que le tengo miedo a ambas cosas, a la altura y a tantos truenos.
Dime porque me gusta tanto "escuchar" el silencio si lo único que hago es recordar y liarme cigarros de ansias, de nada.
Dime como se empieza de cero,  dime como era antes de conocer todo esto, de saber que había noches más oscuras que el negro de mis pestañas, que sentir la poesía duele aún más que pensar, y que hay momentos en nuestra vida en los que la música deja de sonar. En los que dejas de ser tú para sentir un poco menos.

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